La crítica y el análisis del presidente de la Asociación de Hoteles de Cancún, Isla Mujeres y Puerto Morelos, Jesús Almaguer, sobre el Instituto Nacional de Migración (INM) y su impacto en el éxito del Tren Maya plantean problemas legítimos que merecen atención por parte del Gobierno Federal
En primer lugar, Almaguer resalta cómo las malas experiencias de turistas y agentes de viaje en el Aeropuerto Internacional de Cancún (recientemente agentes peruanos) pueden tener un impacto negativo en el Tren Maya, el proyecto emblema del presidente. Esto es una cuestión válida, ya que la satisfacción de los turistas, la percepción de amabilidad, la eficiencia en la aduana y migración son factores cruciales para atraer visitantes.
El señalamiento de que el INM debe tratar a los visitantes con amabilidad es una afirmación obvia pero crucial. El turismo es una fuente significativa de ingresos para México, y para que el Tren Maya tenga éxito, es fundamental que los turistas tengan una experiencia positiva desde el momento en que llegan al país. Un trato amable en la aduana y migración puede marcar la diferencia en la impresión que se llevan los visitantes, con ellos hay que comenzar con el pie derecho.
La mejor promoción es la de boca en boca y turistas satisfechos son más propensos a recomendar un destino a amigos y familiares, lo que puede generar un efecto positivo en la industria turística en general.
La crítica de Jesús Almaguer vuelve a poner el dedo sobre el renglón para que el gobierno federal de México tome medidas inmediatas para mejorar la experiencia de los turistas en el Aeropuerto Internacional de Cancún y que estas acciones se sumen a la estrategia de promoción por la que tanto se trabaja en el sector, desde la iniciativa privada como el Gobierno Estatal y municipal para promover los 12 destinos de Quintana Roo.